Vistas de Melipeuco

En el programa "El Triciclo" de canal 13, del día jueves 16 de agosto, el crítico Fernando Villegas expresó una tesis acerca de la emocionalidad que vale la pena discutir.

Según esta persona no es por las emociones que el ser humano se diferenció de los animales, sino por su racionalidad y por todo lo que ésta conlleva: estabilidad, confiabilidad, inteligencia. 

Con esta postura, no se diferencia en nada de los griegos y la tradición filosófica racionalista. No echa de ver esta persona que en la emocionalidad lo que prima son las manifestaciones profundas del alma humana, precisamente aquello que nos emparenta con los animales, a quienes yo, personalmente tengo en muy alta estima y de quienes poco nos conviene diferenciarnos a la hora de vivir saludables.

La racionalidad la vinculo con la tiesura típica del estereotipo inglés, por ejemplo, y con el rostro impasivo, por no decir trancado de Villegas.

Absurdamente dice no creer en nada, como si ello fuera posible. Cabría preguntarle cómo es que encuentra el camino a su casa o las manos de su mujer amada. Su escepticismo es puro afán polémico, pura crítica para la venta, pura esquizofrenia institucionalizada.

Según creo, las decisiones más importantes de la vida se toman con el corazón. La razón no nos ha servido hasta ahora más que de un modo instrumental. Nada que salga sólo del intelecto puede tener tanto valor como lo surgido del corazón. La realidad no es conmensurable con el raciocinio. Éste aparece pobre y desvalido a la hora de juzgar qué sea la realidad y qué nos conviene para vivir una vida llena de sentido.

El ateismo de Villegas le ha endurecido la mollera. El éxito de sus artículos (que no he leído ni me interesan) le ha convencido, al parecer, de poseer una inteligencia superior, lo único que pude observar en este programa de televisión es su cabezota porfiada y atiborrada de información. 

No me extrañaría que se sienta emparentado con Platón o Aristóteles. Algo dijo de Sócrates, debiendo haber dicho Platón. Lo cierto es que ninguno de estos dos filósofos ponen como piedra de tope de sus filosofías el raciocinio. En Aristóteles, es el nous o espíritu, el que discrimina en forma directa lo verdadero de lo  falso; en Platón, la inteligencia humana encuentra sólo en la dialéctica la disciplina de las cosas definitivas, no en la matemática ni en lo que hoy llamaríamos lógica. En cuanto a que su pensamiento zigzaguea, como el de Sócrates, se lo concedo, pero le recuerdo los importantes momentos de éxtasis que le sobrevienen al paladín de la dialéctica, en los momentos más diversos (ver, por ejemplo, el Simposio de Platón). No debe olvidar Villegas, que Sócrates se dice aconsejado por un daimon, es decir por una instancia psíquica lo menos racional que uno se pueda imaginar, al menos no como una potencia al modo de la racionalidad humana.

El éxito de Villegas se debe según creo a la ignorancia chata y bastante general de mi país. Le convendría bailar o cantar un poco más a esta persona. Así se daría cuenta de que la razón es minúscula a la hora de pasar la vida humanamente.

Gerardo Santana Trujillo