Con mucho gusto ofrezco a la lectura un texto de Karl Gustav Jung que acabo de traducir, pensando en verdad en un par de amigos muy queridos, pero que seguro no objetarán compartirlo con quien tenga interés en el tema. Se trata de El problema fundamental de la psicología actual (alemán: Das Grundproblem der gegenwärtigen Psychologie) de 1931, cuya actualidad pone las ideas de Jung en el telón de fondo de tres cuartos de siglo, de una sociedad cuya arrogancia impone la creencia en la multiplicación exponencial de su sabiduría y experiencia del mundo. El texto de Jung posee enorme validez y deja en evidencia que nada reemplaza una cultura profunda y amplia, sobre todo en temas psicológicos.

Chuncho avistado en Huechelepún

La psicología se ha transformado en una disciplina simplona, a pesar de la gran multitud de nuevos conocimientos. Se ha vuelto reduccionista, fisicista, fisiologista, materialista y estadística. Se ha vuelto peligrosa, capaz de arruinar vidas de una plumada, con la facilidad con que se firma un diagnóstico sobre personas, baldando existencias con sus baterías de exámenes repetidos con pretensión de validez general.

Se pretende hacer creer que explicando al ser humano desde su materialidad fisiológica se lo puede comprender a fondo, en toda su complejidad. Cuando tienen arranques de modestia se conforman con demasiado poco, en una amputación flagrante de la dignidad humana. Los psicólogos se han vuelto funcionarios profesadores de un credo que estigmatiza lo diferente e incomprensible y se queda siempre corto a la hora de decir cuál sea la naturaleza humana.

La sociedad no ha avanzado mucho desde la época en que Jung escribe sus textos de psicología analítica. Sigue siendo una empresa peligrosa ponerse en manos de psicólogos, quienes premunidos de un par de conceptos pretenden influir la elección del personal en las empresas, contribuir a la sociabilidad de la gente, a su adaptación, a mejorar la relación de pareja o al interior de la familia, etc. Ni siquiera por pudor se declaran incompetentes. Escuchar hablar a un psicólogo contemporáneo es asistir a la venganza de una ciencia largo tiempo subordinada y que hoy posee lenguaje propio, complejo y entreverado. Ya hablan como médicos en una mezcolanza de griego, latín e inglés despliegan una jerga técnica que les hace sentirse inteligentes y les confunde a ellos mismos, haciéndoles creer que a eso se reduce la comprensión del alma humana.

Choroyes en Huechelepún. Hacia el norte se cierne la lluvia y el frío. Fotos de Hendri Mora con una Fuji digital.CLICK en la foto, para agrandar.

Me desagrada la especialización del conocimiento, pero la acepto como un mal necesario en un estado de la ciencia que impide una práctica más enciclopédica. Por imposible que parezca no creo que se deba abandonar el esfuerzo por conseguir un saber más integral, aunando la gimnasia, para llamar de una menera conocida a todo tipo de actividad física hacia un mejor funcionamiento del cuerpo, el estudio de las letras y las lenguas, la práctica artística, la filosofía, la matemática, la medicina en variados tipos, etc. No podemos confiar en personas que se disponen ante la naturaleza humana con mentalidad de técnico especializado. Sólo la experiencia unificada y lograda con esfuerzo sostenido, en las más diversas áreas de las expresiones culturales, puede constituir la base para un juicio acerca de nuestra salud mental. El resto no es más que otra expresión del servilismo disciplinario a las órdenes de una sociedad construida con criterio casi exclusivamente economicista y productivo.